La Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptó el Convenio N° 183 sobre la Protección de la Maternidad en el año 2000, el estándar más reciente sobre protección de los derechos laborales de las madres. Incluye recomendaciones sobre la duración mínima y los tipos de beneficios y medidas de protección que las licencias de maternidad deben tener.
La licencia parental se usa a veces como un concepto general para describir la combinación de las licencias de maternidad, paternidad y/o parental. Desde el punto de vista de política pública, estos temas pueden diferenciarse de la siguiente manera:
Licencia de maternidad: Un período de descanso con protección del empleo, normalmente remunerado, que se concede a las madres hacia el final del embarazo y que continúa inmediatamente después del parto. La licencia de maternidad se suele conceder a las madres biológicas, incluyendo a las madres sustitutas, como medida de salud. También se ofrece a las madres adoptivas en muchos países. La licencia de maternidad puede a veces transferirse a otras personas encargadas del cuidado (por ejemplo, en caso de fallecimiento de la madre). También es a veces obligatoria durante un mínimo de seis semanas.
34 de los 35 países en la región tienen licencias de maternidad por ley
Licencia de paternidad: Licencia con protección del empleo que a menudo se limita a los padres biológicos en el momento del nacimiento de su hija o hijo e inmediatamente después. Se trata de una medida de cuidado que permite a los padres satisfacer mejor las necesidades de su hija o hijo (y de cualquier niña o niño mayor) y ayudar a la madre a recuperarse del parto y a establecer rutinas de lactancia y de otro tipo. Las parejas del mismo sexo de las madres biológicas son cada vez más elegibles para este derecho.
21 de los 35 países de la región tienen licencia de paternidad
Licencia parental: Un período de licencia más largo y con protección del empleo a disposición de uno o ambos padres para permitirles cuidar de su hija o hijo después de que expire la licencia de maternidad o paternidad. La licencia parental se considera una medida de cuidado.
7 de los 35 países de la región tienen algún tipo de licencia parental
Se ha producido una ampliación gradual de la licencia de maternidad en las Américas y el Caribe, motivada principalmente por las preocupaciones en materia de salud de las mujeres y las y los niños. La paternidad y otras políticas favorables a la familia son escasas, pero muestran ser muy prometedoras como mecanismos para promover la igualdad de género, los derechos de la mujer y el desarrollo sostenible.
A nivel mundial, cada vez es más frecuente la ampliación de la licencia parental sin distinción de género, y se está produciendo el correspondiente abandono de la licencia de maternidad y paternidad. Esto forma parte de un nuevo enfoque que favorece las políticas neutras o indiferenciadas en términos de género en lo que respecta a los cuidados y el balance entre la vida laboral y la vida privada.
Algunas de las desigualdades de género más persistentes se relacionan con la carga del trabajo de cuidado no remunerado que recae sobre las mujeres, lo que a menudo se traduce en inseguridad laboral y menos oportunidades de progreso personal y profesional. La licencia parental puede ser una medida decisiva para promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer en el trabajo y en el hogar.
La licencia protegida y remunerada permite a las mujeres mantener un mayor grado de independencia financiera con ingresos continuos para mantenerse a sí mismas y a sus familias. También aumenta la probabilidad de que permanezcan en el mercado laboral. La capacidad de mantener la participación en la fuerza laboral es especialmente crítica para las familias de madres solteras. Además, las licencias de paternidad y parentales promueven la paternidad participativa y envían el mensaje de que ningún progenitor debe ser exclusivamente responsable de las tareas de cuidado.
Los beneficios de leyes de maternidad, paternidad y licencias parentales incluyen:
En años recientes se han producido cambios positivos en el panorama jurídico y de políticas relativas a la licencia parental: se ha dejado de conceder exclusivamente la licencia de maternidad para pasar a un modelo de licencia parental compartida; y se han dejado de lado las nociones individuales de responsabilidad en el cuidado de hijas e hijos para pasar a modelos de corresponsabilidad. En ese contexto en evolución, una cuidadosa combinación de políticas que respondan a los contextos sociojurídicos locales puede ayudar a producir un sistema sólido que permita a mujeres y hombres tener éxito en su vida laboral y personal
A continuación, se exponen consideraciones relevantes para el diseño o la evaluación de los marcos normativos en materia de licencia parental:
Licencias parentales universales y pagadas con fondos públicos, con la garantía de una posición igual o equivalente al regresar al trabajo.
Incluso en países con derecho a la licencia parental, no todas las trabajadoras y trabajadores tendrán acceso a esta licencia. La elevada tasa de empleo informal y precario en la región deja a muchas personas, en especial mujeres, sin cobertura. Los mecanismos de financiación pública (es decir, los modelos no contributivos financiados por los impuestos generales) son la opción más inclusiva para financiar la licencia parental. Cuando los empleadores son responsables del pago total o parcial de las prestaciones, existe un riesgo significativo de discriminación contra la mujer, ya que, en la actualidad, las mujeres son más propensas a tomar la licencia que los hombres.
Esta discriminación puede ser sutil o incluso inconsciente por parte del empleador en razón a normas de género arraigadas, pero en última instancia puede generar mayor reticencia a contratar o ascender a las mujeres debido a los costos percibidos de una licencia de maternidad o a que se facilite de otro modo la capacidad de cumplir con las responsabilidades familiares.
Todas las políticas de licencia deben garantizar también la protección del empleo. En algunos países de las Américas y el Caribe, el despido de las trabajadoras embarazadas o con licencia de maternidad no está prohibido por la ley. Lamentablemente, no es infrecuente que las mujeres sean despedidas de su trabajo por motivos relacionados directa o indirectamente con la maternidad. En las empresas, esto suele disfrazarse de “reestructuración”. Las mujeres deben contar con protecciones y procedimientos de recurso confiables frente a esta violación de sus derechos laborales.
Incentivar a los padres para que tomen su máxima asignación de paternidad y/o licencia de paternidad.
Como primera medida, es fundamental reformar los marcos legales en materia de licencia parental para que los hombres puedan hacer uso de estos beneficios. Por ejemplo, al garantizar la protección del puesto de trabajo de los hombres en licencia se elimina un posible riesgo financiero que podría haber impedido que un padre tomara una licencia si su salario era más alto que el de su pareja.
Los datos de los países que han implementado la licencia pagada e intransferible (“úsela o piérdala”) para los padres demuestran que esta estructura de incentivos genera un mayor índice de aprovechamiento. La licencia intransferible tiene la historia más larga en los países escandinavos, y los índices de aprovechamiento crecieron exponencialmente después de su puesta en práctica.
Promover las condiciones necesarias para que la lactancia sea una opción viable para las trabajadoras durante el tiempo que deseen.
Si las condiciones son favorables, la lactancia materna es compatible con el trabajo a tiempo completo, y puede aumentar las tasas de lactancia exclusiva entre quienes la eligen y pueden hacerlo. En el caso de las madres lactantes, las políticas que garantizan descansos remunerados para la lactancia materna a lo largo del día pueden hacer que la transición de reincorporación al trabajo sea menos problemática después de la licencia parental y permitir que seguir amamantando siga siendo una verdadera opción. Las políticas deben estar respaldadas por una legislación sólida y por programas de educación para los empleadores y todas y todos los empleados, lo que promoverá una mayor aceptación cultural de la lactancia materna.
Usar un lenguaje que incluya todas las identidades de género y las experiencias de la parentalidad.
Las familias y sus experiencias de parentalidad son diversas, y la legislación debería reflejar la inclusión de las personas LGBTQI con el fin de defender los derechos de esta comunidad y los principios de no discriminación. Una atención cuidadosa a la terminología no sólo en los marcos jurídicos sino también en el discurso cotidiano puede ayudar a transformar las actitudes y promover inclusión.
Considere la posibilidad de diseñar políticas de licencia que sean neutrales en cuanto al género, pero con disposiciones adecuadas para el progenitor que da a luz y que requiere protecciones únicas en relación con su vida laboral, incluyendo licencias adicionales antes e inmediatamente después del parto. Las políticas de licencia neutrales en cuanto al género funcionan a partir de reconocer que todas las trabajadoras y trabajadores pueden tener responsabilidades reproductivas y de cuidado, no sólo las madres biológicas.
Liderar con el ejemplo, mostrando que los parlamentos son lugares de trabajo y que las y los parlamentarios también son progenitores.
Las y los parlamentarios también pueden desempeñar un importante papel modelando buenas prácticas. Las acciones individuales, especialmente de figuras de alto perfil, pueden ayudar a reconfigurar las expectativas culturales en torno a la parentalidad y el balance entre el trabajo y la vida privada, incluso en el mundo de la política. En sus oficinas, las y los parlamentarios pueden abogar por el balance entre la vida laboral y la vida privada para las y los empleados, tengan o no hijos. De la misma manera que es importante garantizar que no haya prejuicios contra las y los empleados que son progenitores, las y los empleados sin hijos no deben afrontar la presión de asumir proyectos adicionales o trabajar más horas que sus colegas que sí tienen responsabilidades en el cuidado de niñas y niños.
Número de países de las Américas y el Caribe en los que las prestaciones por licencia de maternidad o parental son pagadas en un 100% por el gobierno
12$ trillones. Monto que la participación igualitaria de la mujer en el mercado laboral añadiría a la economía mundial para 2025
Países de las Américas y el Caribe que cumplen el número mínimo de semanas (14) de licencia de maternidad recomendado por la OIT
Las buenas prácticas presentadas a continuación han sido compartidas por parlamentarias/os y partes interesadas.