Las investigaciones muestran, por el contrario, un “bono para el padre”; el salario de los papás tiende a aumentar después de tener hijos. Este último fenómeno puede obedecer a que los empleadores perciben a los padres como hombres comprometidos y estables. Por el contrario, es más probable que las madres sean percibidas como distraídas y menos comprometidas con su trabajo. Las investigaciones transversales realizadas en Estados Unidos muestran que este sesgo es más costoso para familias de bajos recursos. Mientras que las mujeres de bajos ingresos sufren los mayores recortes salariales después de tener hijos, los hombres de altos ingresos reciben los mayores aumentos salariales después de tener hijos.